Gaudi: Casa de "Los Botines"

Construcción de siete plantas con tienda, almacén y viviendas que fue encargada por Simón Fernández Fernández y Mariano Andrés Luna, quienes formaban la sociedad bancaria Fernández y Andrés y estaban vinculados con el comercio textil y con Eusebi Güell. Fue éste quien les aconsejó a Gaudí como arquitecto, que en aquel momento estaba trabajando en el cercano palacio episcopal de Astorga. Gaudí firmó los planos del edificio en el mes de diciembre del año 1891, las obras empezaron el día 4 de enero de 1892 y concluyeron en el mes de noviembre del mismo año.

Edificio a cuatro vientos de planta casi rectangular, la Casa de "los Botines" se planteó partiendo de una particular inspiración medieval y una concepción muy similar a la del palacio episcopal de Astorga. Gaudí luchó por superar los estilos históricos con la voluntad de presentar un concepto moderno de la arquitectura y reunir los aspectos utilitarios, constructivos y artísticos. Hay que señalar que el arquitecto abandona las reminiscencias exóticas anteriores buscando una expresión más próxima a la arquitectura y la climatología local.

Exteriormente, la casa destaca por su abundante uso de la piedra, de textura gris y rugosa, que proviene de la vecina montaña leonesa. La piedra se muestra en sillares irregulares e hileras discontinuas, una combinación que produce una sensación de gran robustez. El edificio está flanqueado en sus esquinas por cuatro torres circulares, con la función de facilitar el giro visual de las fachadas y el acceso de la luz. Responden también a un interés por la buena iluminación los múltiples ventanales que, en un estilo gótico personal, son mayores en la planta baja y más pequeños en la superior. Este decrecimiento corresponde a la menor necesidad de luz en los pisos superiores.

Cabe destacar, en la parte superior del edificio, la cubierta de pizarra gris que permite el aislamiento de la nieve y la lluvia, así como el acceso de luz y ventilación a través de seis lucernarios. A semejanza imagen de las fortificaciones medievales, en el exterior existe un foso que rodea el edificio con la finalidad de ventilar e iluminar el sótano.

Se accede al interior por una puerta centralizada, presidida por una escultura de san Jorge luchando contra el dragón, obra de Antoni Cantó y Llorenç Matamala. En esta puerta se halla también una imponente reja de hierro con motivos vegetales en torno a un león, animal cuyo nombre la ciudad ostenta. Al franquearla, se accede a la planta baja que, gracias a una sabia distribución interior, está iluminada por seis patios interiores.

La superficie de la planta principal originariamente estaba dividida en dos partes, a fin de dar cobijo a cada uno de los propietarios. El resto de pisos, a razón de cuatro puertas por planta, se destinaban al alquiler. La estructura de los pisos se apoya en muros de carga mientras que en la zona comercial, instalada en el sótano, existen pilares de hierro de tan sólo 18 cm de diámetro. De este modo Gaudí consiguió una estructura en planta libre, óptima para las operaciones comerciales. Este planteamiento racionalista en el aprovechamiento del espacio es un concepto radicalmente innovador que Gaudí planteará posteriormente, de manera global, en la Casa Milà de Barcelona.

La Casa de "los Botines" fue adquirida en el año 1931 por la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de León que, en el año 1953, realizó unas desafortunadas reformas que mutilaron siete pilares del sótano. La conciencia en pos de la salvaguarda del patrimonio propició que su nuevo propietario, Caja España, iniciara sus obras de restauración en el año 1994, siendo concluidas a finales de 1996. El edificio se reconvirtió en la nueva sede social de la entidad. La restauración fue dirigida por los arquitectos Mariano Díez Sáenz de Miera y Félix Compadre Díez, que utilizaron materiales fieles a los originales y restituyeron los siete pilares desaparecidos décadas atrás.