Iconos: Una materia espiritual

Pese a todas las directrices, no hay ningún icono pintado de la misma manera. Hay diferencias de matiz, más fuertes o más finos y delicados, que le otorgan a cada cuadro un encanto especial, ofreciendo la firma del pintor o de la escuela a la que pertenece el icono.Para el creyente ortodoxo, el icono es una ventana en el límite de nuestro mundo y del Más Allá. El icono lleva en sí la energía eterna del tema representado, sume con su encanto al ser humano en un torbellino desencadenado de ilusiones por sus plegarias dirigidas al icono… Es como un auténtico milagro que hechiza al espectador, aunque al principio solamente se halle interesado en los aspectos estéticos y artísticos del icono.

Iconos como los de la Virgen Hodigitria, la Virgen de Grusinskaia, La Cena, Mandylion, San Juan Crisóstomo o Santa María de Egipto, llenan el espíritu de quien los ve y admira de una inefable dulzura, de una gracia singular, elevándole a las cimas más altas de la espirituaidad más acendrada.Es como una aproximación a la gloria… Es un canto seráfico entonado por las imágenes representadas en los iconos orientales, como hijos de la iglesia ortodoxa rusa y griega.