Tríptico de las delicias

Madrid, Museo del Prado
Óleo sobre tabla, 220 X 195
(Cerrado) y 220 X 389 (abierto); 1503/1504

El conjunto presenta en el exterior, con los dos postigos cerrados, el Génesis del Mundo (220 X 195); en el interior, el Paraíso terrenal (220 X 97) donde figura en primer plano la creación de Eva; el jardín de las delicias (220 X 295) y el infierno musical. En la primera el universo aparece en el tercer día de la Creación, dentro de una esfera de cristal que simboliza la fragilidad de lo creado; las inscripciones se refieren a las palabras del Creador; el tema está tratado también en una pintura perdida realizada para el catedral de s-Hertogenbosch.
El Edén presenta al fondo unos picos fantásticos con plantas y animales que se engullen recíprocamente aludiendo quizás a la violación de las leyes naturales a causa de la codicia-. En el Jardín, desnudos humanos de ambos sexos, blancos y negros, se abandonan a los placeres carnales de modo natural o perverso; en el centro, la cabalgata - sobre asnos, cebras, panteras, unicornios, toros, leones, etc. - de los lujuriosos en torno a la fuente de la juventud; al fondo, el estanque con el globo de la fuente del adulterio (como la precedente sacada de los textos medievales), flanqueadas por colinas - torres con excreencias mineralo- vegetales que sugeridas por la alquimia, simbolizan (lo mismo que los recipientes de cristal de primer término) el elemento femenino.
En el infierno, la zanfonía, la cornamusa y la cítara se destinan a la tortura de los condenados: son símbolos sexuales - junto a otros, evidentísimos, de diversa procedencia- escogidos con pérfida ironía entre los instrumentos que producen los sonidos más suaves pero que aquí, paradójicamente, son ejecutores del castigo.