Como cada domingo, el Papa Francisco se asomó a la ventana del Palacio Apostólico del Vaticano para rezar el Ángelus, pero antes animó a permanecer fiel cuando en la vida se presentan problemas y parece que no hay solución.
Por ello, el Pontífice recomendó que "en los momentos de oscuridad o dificultad no debemos abatirnos, sino permanecer anclados a la fidelidad de Dios, a su presencia que siempre salva".
Francisco comentó el Evangelio del día en el que Jesús compara en parábolas el Reino de Dios con el crecimiento de una semilla que germina y cuyos frutos son recogidos después.