6 de febrero de 2017 / 03:15 PM
En el octavo mes de embarazo, una estudiante universitaria de 19 años de Ohio (Estados Unidos) fue obligada a abortar contra su voluntad. Pero la niña que crecía en su vientre tenía un propósito que cumplir en la vida, más allá de la muerte.
El aborto no tuvo éxito y la niña, llamada Melissa, nació. Sin embargo, la recién nacida se enfrentaba a otro reto.
Cuando un niño abortado nace vivo, los abortistas tienen la obligación de negarle la atención médica para que muera solo. Pero en esta ocasión una enfermera desafió esa orden y llevó a Melissa al hospital para que recibiera los cuidados necesarios.