Si bien la pandemia del coronavirus ha paralizado al mundo, los sacerdotes más jóvenes y sanos de Estados Unidos se entrenan en equipos especiales y corren para dar el consuelo y la gracia de los sacramentos y último ritos a los enfermos y moribundos en hospitales, hospicios y hogares de ancianos.
En estos tiempos de pandemia, en muchos países los hospitales restringen el acceso a los familiares de los pacientes con coronavirus para contener la expansión del virus. Esto ha afectado duramente a los moribundos, pues ya no tienen una digna partida al lado de sus seres queridos en su habitación, sino que fallecen frente al personal de salud y a un sacerdote cubiertos con trajes de protección personal.
En declaraciones a National Catholic Register (NCR), el P. Daniel O'Mullane, de la Diócesis de Paterson en Nueva Jersey, narró cómo la experiencia de llevar el sacramento de la Unción y ritos finales a un moribundo a una casa, lo hizo reflexionar profundamente sobre el rol de su ministerio en estos tiempos y la tensión que conlleva cumplirlos.