San Pio de Pietrelcina era muy devoto de Nuestra Señora de Fátima y, en 1959, cuando estaba gravemente enfermo y postrado en cama, rezó ante una imagen de la virgen peregrina ubicada en Italia y recibió la gracia de la curación de parte de la Madre de Dios.
El Padre Pío se enfrentó a una dura enfermedad cuando tenía 72 años. Todo comenzó en abril de 1959 cuando resultó gravemente abatido por una pleuresía.
El santo fue tan afectado por la enfermedad que tuvo que dejar de atender confesiones, dar la bendición con el Santísimo Sacramento a los fieles y celebrar la Misa. En mayo, sufrió una fuerte recaída.