Asimismo, aseguró que el proyecto "no incorpora comisiones revisoras y apenas establece restricciones que en otros países sí se han establecido".
También, deja de lado la experiencia comparada que entrega mayor importancia a los cuidados paliativos y como consecuencia hace que el paciente desista de la solicitud de eutanasia; no toma en cuenta la relación entre los índices de depresión y de solicitudes de eutanasia.
"La vida no es un bien de consumo, que pueda ser disponible. Este proyecto revela un estado de nuestra sociedad que no es sano: una cultura de la muerte y de la vida como algo instrumental o funcional al placer, al poder, a la producción, que no aprecia la vida como un don sagrado e inmerecido", describe el documento de Comunidad y Justicia.
En una columna publicada en el diario La Tercera, el Instituto de Estudios de la Sociedad (IES) expresó que "cabe preguntarse por cómo tratamos las enfermedades más graves y bajo qué condiciones extendemos la existencia".