Cristiada, la película que narra la lucha de los cristeros por mantener la libertad religiosa en México, será estrenada en Argentina el 21 de febrero, tal como confirmó a la agencia AICA la distribuidora Cris Zurutuza.

Cristiada fue producida por Dos Corazones Films y dirigida por Dean Wright. Ha sido un éxito de taquilla en México y los Estados Unidos y cuenta con la participación de reconocidos actores como Andy García, Rubén Blades y Eva Longoria, entre otros.

Sin embargo, AICA indicó que “si bien la fecha podría variar incluso la misma semana en que se fijó su divulgación en el país, la empresa distribuidora considera que el tercer jueves de febrero la película ya estará en cartelera en las cadenas de cine Showcase, Cinemark, Village y alrededor de 40 salas más del interior del país”.

La película se desarrolla en el contexto de la Guerra Cristera en la década de 1920 y en los parajes históricos donde combatieron el ejército federal y los rebeldes cristeros. En todo su guión, el film realiza una fuerte defensa de la libertad religiosa, que en algunos sitios y culturas se encuentra restringida.

En tres años de conflicto, la guerra cristera significó la muerte de 90.000 personas entre ambos bandos. La guerra se inició en 1926 cuando el presidente Plutarco Elías Calles intensificó medidas enérgicas contra las prácticas religiosas en el territorio y que culminaron con la Ley de Reforma del Código Penal, también conocida como la Ley Calles, que restringía fuertemente la libertad religiosa.

Sacerdotes y monjas no podían votar y fueron multados por usar hábitos. Además podían ser encarcelados por ejercer la libertad de expresión o criticar al Gobierno.

Al principio los católicos lucharon con medios pacíficos, como boicots económicos y negociaciones no oficiales, sin ningún resultado. En agosto de 1926, 400 rebeldes se encerraron en una iglesia de Guadalupe y se enfrentaron contra las tropas federales. La muerte de un sacerdote en medio de la refriega provocó la furia de muchos hombres y mujeres jóvenes que se unieron a la resistencia.

Para 1927 la guerra se había intensificado. Los cristeros eran mayormente campesinos, artesanos y estudiantes pobremente armados, pero que obtenían grandes victorias frente a los federales. Sin embargo las atrocidades aumentaban en ambos lados con un gran saldo civiles muertos.

En 1928 el Gobierno de Calles llegaba a su fin, pero el nuevo presidente, Álvaro Obregón, fue asesinado dos semanas después de asumir el cargo y la guerra continuó. Para entonces, el general Enrique Gorostieta ya había unificado a los cristeros y formado un ejército de 50.000 hombres.

La devoción de los cristeros creció en 1928 cuando José Luis Sánchez, un voluntario de 13 años, fue capturado y asesinado por no renunciar a su fe. El 2 de junio de 1929, el general Gorostieta hizo el último sacrificio en un enfrentamiento en Jalisco pero, para ese momento, la guerra había empezado a calmarse.

Durante la guerra, Estados Unidos intentó negociar con el Gobierno mexicano. El 1 de junio de 1929 el embajador Dwight Morrow logró que el sucesor de Calles firmara un tratado de paz para permitir el regreso de la libertad religiosa en México. Si bien se negó a revocar las leyes promulgadas por Calles, acordó no imponerlas.