El 27 de junio de 1977 San Pablo VI presidió un consistorio para la creación de varios Cardenales, uno de los cuales era Mons. Joseph Ratzinger, que en 2005 se convertiría en el Papa Benedicto XVI y que en ese entonces era Arzobispo de Múnich y Freising, de quien dijo que era ejemplo de fidelidad a la Iglesia Católica.
Tras resaltar su "magisterio teológico en prestigiosas cátedras universitarias de su Alemania y en numerosas y válidas publicaciones", Pablo VI destacó que el Cardenal Ratzinger ha demostrado "cómo la investigación teológica –en el camino principal de la fides quaerens intellectum– no puede ni debe separarse nunca de la adhesión profunda, libre, creativa, al Magisterio que interpreta y proclama auténticamente la Palabra de Dios".
San Pablo VI remarcó asimismo cómo el Cardenal Ratzinger, "desde la Sede Arzobispal de Munich y Freising, conduce con mucha confianza a un rebaño elegido por los caminos de la verdad y de la paz".