Al presidir la Misa este 22 de enero, IV Domingo de la Palabra de Dios, el Papa Francisco advirtió que sería una maldición el "profesar la fe en un Dios de corazón ancho y ser una Iglesia de corazón estrecho".
"Que no nos suceda profesar la fe en un Dios de corazón ancho y ser una Iglesia de corazón estrecho -me permito decir que esta sería una maldición-", advirtió el Papa en la Basílica de San Pedro del Vaticano.
En esta línea, el Santo Padre pidió "que no nos suceda predicar la salvación para todos y hacer impracticable el camino para recibirla".