La falta de ideales y la pérdida de identidad, "incluso religiosa", que sufre Occidente, lo ha llevado a ver a los migrantes como un peligro y enemigo, advirtió este lunes el Papa Francisco en su tradicional discurso al Cuerpo Diplomático, en el que señaló que el fenómeno migratorio –sobre todo de Medio Oriente–, está planteando al Viejo Continente "un importante desafío cultural, que no se puede dejar sin responder".
El Santo Padre, que exhortó a Europa a seguir acogiendo a los refugiados, dijo que "para afrontar el tema de la emigración es importante, de hecho, que se preste atención a sus implicaciones culturales, empezando por las que están relacionadas con la propia confesión religiosa".
En ese sentido, advirtió que "el extremismo y el fundamentalismo se ven favorecidos, no sólo por una instrumentalización de la religión en función del poder, sino también por la falta de ideales y la pérdida de la identidad, incluso religiosa, que caracteriza dramáticamente al así llamado Occidente".