En el altar de la Basílica de San Pedro del Vaticano, con la asistencia de un reducido número de fieles y miembros de la Curia y del clero vaticano, el Papa Francisco presidió este 1 de abril, Jueves Santo, la Misa Crismal.
En el transcurso de la celebración, el Papa Francisco bendijo el Santo Crisma y los demás Óleos Sagrados, Óleo de los Catecúmenos y Óleo de los Enfermos, que se usarán a lo largo del año para impartir los sacramentos. Además, los sacerdotes presentes renovaron las promesas realizadas el día de su ordenación.
En su homilía, el Papa Francisco recordó que "la persecución y la Cruz están ligadas al anuncio del Evangelio", y aseguró que en la Cruz "no hay ambigüedad", "la Cruz no se negocia".