La parroquia romana de San Tomás Apóstol en Infernetto, al sur de la diócesis de Roma, recibió ayer tarde la visita del Papa Francisco que reflexionó sobre las habladurías y los "chismorreos" que matan al hermano en el corazón.
A su llegada, el Pontífice encontró a los niños que recibirán la Comunión y la Confirmación y saludó a los fieles en el patio, al igual que a los niños recién bautizados con sus padres, los ancianos y enfermos y a la asociación de familias con hijos discapacitados y antes de comenzar la misa confesó a algunos penitentes.
"Una vez, los discípulos de Jesús comían trigo, porque tenían hambre, pero era sábado, y el sábado no se podía comer trigo. -dijo el Papa en su homilía-. Los fariseos empezaron a decir: '¡Miren lo que hacen! Los que hacen esto, van contra la ley y ensucian el alma porque no la cumplen". Y Jesús respondió: 'No ensucia el alma lo que tomamos desde el exterior, sino lo que viene de dentro, de tu corazón'. Y creo que hoy nos sentará bien pensar no si mi alma está limpia o sucia, sino pensar en lo que está en mi corazón, lo que llevo dentro, lo que yo se que llevo pero ninguno lo sabe".