"La cura no es de la enfermedad, de un órgano o de las células, la cura es de las personas en su totalidad. La persona en su espiritualidad no se agota en la corporeidad; el hecho de que el espíritu trascienda el cuerpo hace que éste se incluya en una vitalidad y dignidad más grande, que no es propia de la biología, sino que es propia de la persona y del espíritu", explicó.
Por otro lado, el Papa dijo que "la Iglesia elogia y alienta todos los esfuerzos de investigación y aplicación encaminados al cuidado de las personas que sufren" y agradeció lo que esta asociación ha hecho en estas cinco décadas en sus principales líneas de acción: la investigación científica, la atención sanitaria y la formación del personal.
"Con la investigación científica, indagan la dimensión biológica del hombre, para poderlo aliviar de la enfermedad, con acciones dirigidas a la prevención y con terapias cada vez más eficaces. Con la asistencia sanitaria se acercan a los que sufren, para acompañarlos en el tiempo del sufrimiento, para que nadie se sienta solo o tenga la sensación de ser ya un 'descarte' con respecto al contexto social. Finalmente, con el cuidado y la formación del personal califican su acción para promover el cuidado general de la persona enferma, de modo que se instaure esa alianza terapéutica necesaria para el paciente y para los operadores sanitarios, también llamados a vivir todos los días la experiencia del sufrimiento", explicó el Papa.
Al terminar, el Santo Padre animó a que el progreso científico "sirva de estímulo para un impulso renovado encaminado a cuidar y mejorar la vida de las personas enfermas" y para que se sensibilice cada vez más a las personas "sobre la cultura del don y del cuidado del otro, alimento esencial para las vivencias de toda comunidad humana".