Los Obispos recelan de la implicación directa de los poderes públicos en la promoción de la ideología de género al entender que no es democrático "imponer una peculiar y reducida visión antropológica en todos los ámbitos".
La Subcomisión Episcopal califica de "irracional dogmatismo ideológico" que la despatologización de la transexualidad "se identifique con favorecer una intervención médica, pero sin criterios médicos, sino con criterios subjetivos del paciente".
Por otro lado, se critica que en esta ley "se niega la posibilidad del tratamiento psicosexual e incluso la necesidad de obtener un diagnóstico de las personas con trastorno de identidad de género, confundiendo el diagnóstico médico con un intento de anulación de la personalidad".
Los Obispos recuerdan que hay muchos testimonios de quienes se han sometido a la llamada "reasignación" sexual hormonal y quirúrgica y no han visto solucionada su situación. También que "todos los estudios científicos coinciden en que mmás del 70% de los niños que piden cambiar de sexo [modificar su aspecto sexual, N. de la R.], cuando pasan la adolescencia no siguen pidiendo el cambio".