El nuevo presidente de gobierno de España, Pedro Sánchez, prometió el cargo hoy frente a la Constitución y junto al rey Felipe VI pero sin crucifijo ni Biblia, algo sin precedentes en la historia democrática moderna del país.
La decisión de Sánchez, permitida desde 2014, en que asumió como nuevo rey Felipe VI, causó polémica en las redes.
Mientras que algunos felicitaron que Sánchez no juramentara ante símbolos religiosos por ser España un estado aconfesional, otros señalaron la incoherencia del nuevo presidente español que ha llegado a saludar el Ramadán islámico.