Se comprometieron a invertir "más profundamente en la formación bíblica, teológica, moral y espiritual de todos los bautizados; alimentarlos con la Palabra de Dios y los sacramentos, para que puedan hacer que el evangelio penetre en todos los aspectos de la vida", y hacer del jubileo "un trampolín para la nueva evangelización".
Los obispos también se comprometieron a promover "la formación humana y la educación profesional, moral y espiritual de los niños y jóvenes y ayudarles a estar más profundamente enraizados en los valores del evangelio", así como a profundizar la colaboración con líderes políticos, y haciéndolos responsables "para poner nuestros recursos humanos y naturales al servicio del desarrollo, la reconciliación, la justicia y la paz".
También exhortaron a las comunidades religiosas a ser fieles a su vocación y participar en el "intercambio misionero" entre las diócesis, y recomendaron que "la formación de sacerdotes debería apuntar a ayudarlos a desarrollar una relación personal más íntima con Cristo, la madurez humana y espiritual, un sentido de servicio y responsabilidad y pasión por la misión de la iglesia".
"Animamos a las Iglesias particulares a participar en la formación, acompañamiento y orientación de los funcionarios públicos y políticos en sus respectivos lugares para luchar contra la corrupción, promover el buen gobierno y una mejor gestión de los recursos humanos y naturales", agregaron los obispos.