"Todos estamos marcados por Cristo, que en cada uno quiere desarrollar un proyecto de vida con nosotros, para llevarnos -a todos- a la Vida con mayúsculas, que es el encuentro con Cristo y los hermanos", afirmó.
"Por eso, cuando nos ponemos un disfraz, cuando compartimos un dulce, cuando vivimos un momento de alegría, estamos siendo luz. No solamente en nuestra Fiesta de la Luz, sino a lo largo de toda nuestra vida, porque a eso hemos sido llamados: a ser savia y luz, para amar y servir a todos, para poder encontrarnos con todos e iluminar también todos los rincones de nuestras vidas, especialmente los más oscuros".
El sacerdote invitó así, a "iluminar también nuestras comunidades y que nuestras familias sean iluminadas por Cristo que nunca fallece, siempre permanece".
La parroquia Santo Domingo de Guzmán, en la Diócesis de San Felipe, celebró también la Fiesta de la Vida. El 31 de octubre hubo una procesión hasta el cementerio, en la que se invitó a los niños a ir vestidos de ángeles o santos, y a toda la comunidad a llevar una vela en homenaje a los fallecidos. El martes 1 de noviembre, las celebraciones se desarrollaron en el cementerio de Valle Hermoso, el Cementerio Parroquial y el templo.