Al entrar en el seminario siendo hijo único, el P. Jonas tenía la preocupación de que su madre se quedara sola, sin embargo, gracias a la providencia de Dios, las religiosas del Instituto Servidoras del Señor y de la Virgen de Matará, rama femenina de la familia religiosa del Verbo Encarnado, la invitaron a vivir con ellas, pudiendo así estar más cerca de su hijo y acompañarlo en su camino vocacional.
"Mi mamá es enfermera, entonces las religiosas la invitaron a vivir con ellas, porque necesitaban una enfermera dentro del hogar donde cuidan de personas con deficiencias mentales", indicó. "Mi mamá encontró maravillosa la idea", agregó.
El sacerdote señaló que ve eso como una gracia de Dios muy grande, porque su mamá entró a vivir con las religiosas poco tiempo después que él ingresó al seminario menor.
"Ella trabajó un tiempo con las religiosas, ahí descubrió su vocación y - hallándose libre- entró al convento, realizando su noviciado. Ahí descubrió que su vocación no solo era sólo ser religiosa, sino monja contemplativa", indicó.