- ¡Ustedes son importantes! Tienen que saberlo, tienen que creérselo. ¡Ustedes son importantes! Pero, ¡con humildad!
- La alegría es el mejor antídoto que desmiente a todos aquellos que quieren dividir, fragmentar o enfrentar.
- Si quieres llegar rápido camina solo, si quieres llegar lejos, ve acompañado.
- Sueñen con otros, nunca contra otros; sueñen como han soñado y preparado este encuentro: todos unidos y sin barreras.
- La resignación es enemiga de los sueños y del compromiso, también lo es la ansiedad.
- No dejen que les roben la alegría. No dejen de cantar y expresarse de acuerdo a todo lo bueno que aprendieron de sus tradiciones.
- ¡No es bueno darse por vencido! No caigamos en el error de detenernos porque hay cosas que no nos salieron bien la primera vez.
- Seamos capaces de crear la amistad social. No olviden que la enemistad social destruye: ¡El mundo se destruye por la enemistad! Y la enemistad más grande es la guerra.
- Los sueños más bellos se conquistan con esperanza, paciencia y determinación, renunciando a las prisas.
- La paz es un proceso que también ustedes están llamados a recorrer, tendiendo siempre sus manos especialmente a aquellos que están pasando en un momento de dificultad.
- Busquen crecer en la amistad también con los que piensan distinto, para que la solidaridad crezca entre ustedes y se transforme en la mejor arma para transformar la historia.
- Proteger nuestra casa común, una casa que es de todos y para todos. Este es un lindo sueño para cultivar juntos, como familia, una linda lucha que los puede ayudar a mantenerse unidos.
Por último, el Papa Francisco quiso realizar una última reflexión: "Dios los ama, y en esa afirmación estamos de acuerdo todas las tradiciones religiosas -y añadió- para Él realmente eres valioso, tú no eres insignificante, le importas, porque eres obra de sus manos. Porque te ama. Por eso te presta atención y te recuerda con cariño'. No quiere llevar la cuenta de tus errores y, en todo caso, te ayudará a aprender algo también de tus caídas. Porque te ama. Intenta quedarte un momento en silencio dejándote amar por Él. Intenta acallar todas las voces y gritos interiores y quédate un instante en sus brazos de amor".
Por ello, el Santo Padre invitó a guardar unos minutos de silencio para reflexionar en el Amor de Dios que "es sencillo, casi silencioso, discreto: no avasalla, no se impone, no es un amor estridente u ostentoso; es un amor de libertad y para la libertad, amor que cura y que levanta".