En esta ocasión María le dice: "Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando".
Jesús contestó que debía atender los asuntos de su Padre. Sin embargo, la Virgen y San José no entendieron su respuesta.
San Juan Pablo II explica que "Jesús tenía conciencia de que 'nadie conoce bien al Hijo sino el Padre' (cf. Mt 11,27). Tanto que aun aquella, a la cual había sido revelado más profundamente el misterio de su filiación divina, su Madre, vivía en la intimidad con este misterio sólo por medio de la fe".
"Hallándose al lado del Hijo, bajo un mismo techo y 'manteniendo fielmente la unión con su Hijo', 'avanzaba en la peregrinación de la fe', como subraya el Concilio" (Redemptoris Mater, 17).