21 de octubre de 2017 / 06:15 PM
"Ser cristiano en Centroáfrica significa ser testimonio del perdón y la misericordia de Dios", afirmó el P. Yovane Cox, sacerdote y misionero desde hace 12 años en el país más pobre del mundo según la ONU.
Niños soldados, guerra, persecución y matanzas son parte del flagelo que sufren hoy los 30 mil habitantes de Bema, en la diócesis centroafricana de Bangassou, donde el P. Cox sirve como párroco.
En un contexto de extrema pobreza, el misionero chileno de la Asociación Misión Gran Río ha logrado levantar una escuela para 300 niños y sueña con construir otra con capacidad para 400 alumnos.