“La fe de los cristianos pakistaníes es su identidad y nadie quiere perderla”

“La fe de los cristianos pakistaníes es su identidad y nadie quiere perderla”
Gloria Safdar, cristiana pakistaní. Foto: Ayuda a la Iglesia Necesitada.

Gloria Safdar llegó a Valencia (España) después de haber sido perseguida por ser cristiana. Uno de sus hermanos había sido acusado -injustamente- de haber hablado contra la ley antiblasfemia vigente en Pakistán, por eso durante tres años su familia estuvo amenazada de muerte, se vieron obligados a cambiar de casa y casi vivir en la clandestinidad hasta que decidió dejarlo todo y escapar.

Según explicó Gloria Safdar durante sus días en Madrid para la presentación de la Campaña de Navidad de Ayuda a la Iglesia Necesitada, a pesar de los atentados, la persecución y discriminación que sufren los cristianos en Pakistán "no tienen miedo a ir a las iglesias, aunque tienen que pasar muchos controles policiales porque hay riesgo de ataques" porque "la fe de los pakistaníes es su identidad y nadie quiere perder su identidad".

"No es una fe que me gusta y a la que me adapto, sino que está dentro de ti, pasa de generación en generación. Creen en Dios profundamente y tienen esperanza de que algún día cambie todo", insiste.

"La fe de los cristianos allí es tan grande que aunque sufren, se dicen dichosos y bienaventurados porque son perseguidos en nombre de Jesús, como está escrito en la Biblia y precisan que si persiguieron a Jesucristo, si somos sus seguidores no pueden dejarnos libres. Por eso no les da miedo seguir adelante, afrontar las dificultades porque no todos pueden salir del país", explica Gloria.

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"Yo viví 24 años en Pakistán, de ese tiempo hay recuerdos buenos y malos. Pude estudiar porque mi familia tenía recursos económicos, pero la mayoría de cristianos en el país son pobres y no pueden llevar a sus hijos al colegio, o muchas veces son ellos los que dejan los estudios porque son discriminados, los sientan al final de la clase y los profesores no les motivan", explica a ACI Prensa la joven refugiada.

En la República Islámica de Pakistán, de los 191 millones de habitantes tan solo 4 millones son cristianos, lo que representa el 2% de la población. Es un país regido por la sharía, la ley islámica por lo que los cristianos son considerados ciudadanos de segunda clase.

Como sus recursos son muy limitados su acceso a la educación es casi nulo, 95% de ellos son analfabetos, optan a trabajos físicos y muy duros que nadie quiere realizar. Los jóvenes que van a la escuela, pronto suelen dejarlo por la discriminación que sufren por parte de los profesores.

Amenazas a toda la familia

Según explica Gloria los años de instituto fueron muy duros porque ella era la única cristiana en todo el centro educativo y "tenía miedo de hablar con ellos porque sabía que podían acusarme con cualquier excusa con la ley antiblasfemia".

Cuando ella estudiaba, uno de sus cuatro hermanos fue acusado por sus compañeros de trabajo de haber quebrantado la ley antiblasfemia. En ese momento comenzó un calvario y una persecución que todavía hoy recuerda con horror.

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"Hay muchas cosas que todavía no puedo contar por seguridad porque mis padres y uno de mis hermanos con su mujer y mis sobrinos todavía están en Pakistán y no querría ponerles en riesgo porque ellos no pudieron conseguir el visado", asegura.

"Comenzaron las amenazas, las llamadas de teléfono diciendo que le iban a matar. En varias ocasiones vinieron a mi casa en busca de mi hermano y como pensaban que lo escondíamos empezaron a presionarnos también a nosotros. Una familia que vivía a nuestro lado nos atacó y tuvimos que mudarnos".

Ante esa peligrosa situación su hermano decidió que lo mejor era dejar el país. Por eso contactó con una red de tráfico de personas que le sacó de Pakistán de manera ilegal.

Según explica Gloria su hermano viajó durante semanas sin saber a dónde iba y siempre por carretera y en furgonetas con las lunas tintadas. Finalmente llegó a España con su mujer, primero estuvo en La Rioja estuvo unos meses en un centro para inmigrantes, pero poco después consiguió un permiso de trabajo en Valencia, donde vive desde entonces.

"Yo conseguí venir en avión y con un visado, pero en la embajada no pude decir que mi vida corría peligro", asegura.

Según cuenta su adaptación a Europa fue bastante difícil, "no salía a la calle porque no sabía hablar español, adaptarme a la cultura fue complicado porque realmente es otro mundo pero poco a poco me fui integrando y aprendiendo el idioma".

Desde 2010 Gloria colabora con Ayuda a la Iglesia Necesitada dando a conocer la persecución que ella misma ha vivido y exponiendo su trabajo de investigación sobre "La persecución religiosa en Pakistán", una defensa de los Derechos Humanos en su país, en entre los que se encuentra el Derecho a la libertad Religiosa.

La ley antiblasfemia de Pakistán condena a muerte a quien supuestamente ataque al Islam, el Corán o difame al profeta Mahoma. Es utilizada injustamente para perseguir a miembros de minorías religiosas, muchos de los acusados son asesinados antes de ser juzgados. Según Ayuda a la Iglesia Necesitada, unas 1.000 personas se encuentran en el corredor de la muerte en Pakistán acusadas de blasfemia.  

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