Rosario Livatino, juez asesinado por la mafia en 1990, alentaba a practicar la justicia como "un camino hacia el amor a Dios", así lo relató el presidente del Centro de estudios Livatino, Mauro Ronco, en declaraciones a ACI Stampa (agencia en italiano del Grupo ACI).
"El propósito del magistrado es practicar la justicia no como un objetivo cerrado en sí mismo, sino como un camino hacia el fin mayor del amor a Dios y a toda la humanidad, especialmente el que navega en las sombras del crimen, también es capaz de recuperarse hacia una vida nuevamente plena y feliz si escapa del veneno del egoísmo" afirmó Livatino en una conferencia el 30 de abril de 1986.
El 22 de diciembre el Vaticano informó que el Papa Francisco reconoció el martirio de este juez, asesinado por la mafia hace 30 años cuando trabajaba en un juzgado de Sicilia.