Acompañados por un equipo periodístico para registrar los hechos, un grupo de exploradores rusos y turcos inició la expedición hacia el monte turco Ararat, donde estaría sepultado bajo el hielo el Arca de Noé.
La exploración está financiada por un empresario norteamericano y busca confirmar que el objeto divisado en una de las laderas del monte es efectivamente el barco sagrado.
Liderada por el ruso Andréi Poliakov, la travesía pretende recrear la cruzada enviada por el zar Nicolás II en 1916, antes que los bolcheviques cortaran su cabeza. Según cuenta la leyenda, dicha expedición habría conseguido pruebas concretas de la existencia del navío.