Richie Fernando fue un seminarista jesuita de Filipinas de 26 años que falleció en 1996 al proteger a sus estudiantes de una granada de mano, y ahora va camino a los altares gracias al Motu Proprio del Papa Francisco que abre la puerta a la canonización para aquellos que "han ofrecido voluntaria y libremente la vida por los otros y han perseverado hasta la muerte en este propósito".
El 30 de julio el P. Antonio Moreno, cabeza de los jesuitas en Filipinas, dijo al medio local Rappler que habían recibido el permiso para comenzar la causa de canonización.
El hermano Richard (Richie) Fernando llegó a Camboya en 1995 para servir en una misión jesuita dedicada a personas discapacitados a causa de la polio, explosiones de minas terrestres u otros accidentes.