En memoria de ese día, los guardias juran todos los años defender al Santo Padre hasta dar su propia vida.
Este ejército, conformado por más de 100 soldados, tiene la responsabilidad de velar por la seguridad del Papa, acompañarlo en sus viajes y proteger al Colegio Cardenalicio cuando la Sede Apostólica está vacante. También controlan las entradas en el Vaticano y están encargados de algunos servicios de honor en audiencias, recepciones y Misas.
Los candidatos para ingresar a la Guardia Suiza deben ser varones católicos de nacionalidad suiza, que tengan entre 19 y 30 años de edad y midan al menos 1,74 m de estatura.
Los guardias pueden casarse mientras están en servicio, y algunos de ellos viven en casas familiares con sus esposas e hijos.