"Al estar reunidos aquí en este lugar se nos recuerda lo que el maligno le ha hecho a nuestra ciudad y las vidas que destruyó. Pero también somos conscientes del bien que yace en el corazón de cada ser humano, del bien que supera al mal. Por eso nos encontramos hoy aquí, para estar unidos en contra del maligno y confiar en la bondad de nuestro Señor, fuente de todo lo que es bueno y sagrado", resaltó el sacerdote.
Finalmente pidió a Dios que "disipe toda oscuridad y maldad en la ciudad, nación y el mundo entero". "Seamos un signo de paz, unidad y fe en el único Dios verdadero, que es Misericordioso y compasivo con todos nosotros", agregó el P. Novak.
Después de estas palabras la multitud caminó a través de la ciudad, algunos de rezando el rosario, otros entonando himnos o simplemente orando. La marcha terminó en la Primera Iglesia Metodista Unida de Oklahoma, donde se realizó una oración ecuménica.