"Las lecturas escuchadas nos recuerdan algunas características de San Antonio que era un amante de la sabiduría divina", agregó.
San Antonio, continuó el P. Brandinelli, "transcurría largas horas y periodos enteros en la intimidad con su Señor, cuando se retiraba en su gruta para vivir con Dios en la oración y la meditación". Además, "Antonio no escondía la sabiduría de Dios, y cuando se le pidió la dio con generosidad en muchos lugares".
"La segunda lectura, de la carta de San Pablo a los Efesios, nos hace recordar a San Antonio como valerosos anunciador de la verdad ya que con firmeza y coraje supo anunciar el perdón, la caridad y el amor, sin edulcorar la verdad".
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