7 de julio de 2018 / 10:46 AM
Al finalizar la conversación a puerta cerrada del Papa Francisco con los Patriarcas y líderes de las Iglesias Orientales Católicas y Ortodoxas, el Santo Padre pronunció un discurso en el que pidió que se respete el status quo de Jerusalén como garantía de que seguirá siendo una ciudad abierta a cristianos, musulmanes y judíos.
El Pontífice, que señaló en su discurso su preocupación por la situación de los cristianos en Oriente Medio, asediados por las guerras y la violencia del fundamentalismo religioso, destacó la necesidad de un acuerdo entre israelíes y palestinos para garantizar la paz sustentada en la solución de dos Estados, uno israelí y otro palestino, que ponga fin a un conflicto que asola Tierra Santa desde hace décadas.
"Solo una solución negociada entre israelíes y palestinos, firmemente deseada y favorecida por la Comunidad de naciones, podrá conducir a una paz estable y duradera, y asegurar la coexistencia de dos Estados para dos pueblos", afirmó Francisco.