Durante la pasada solemnidad de San Pedro y San Pablo, celebrada el 29 de junio, el Papa Francisco regaló al Patriarca de Constantinopla, Bartolomé I, una urna con algunos fragmentos óseos de San Pedro.
Se trata de nueve pequeños fragmentos de hueso que el Papa Pablo VI ordenó sacar de la tumba de San Pedro, bajo la basílica vaticana, y depositar en una urna que, hasta ahora, se guardaba en los apartamentos pontificios del Palacio Apostólico.
Dos meses después de aquel gesto, el 30 de agosto, el Pontífice escribió al Patriarca de Constantinopla una carta, difundida por la Sala de Prensa este viernes 13 de septiembre, en la que explica el significado de este regalo.