"Trabajando nos volvemos más personas. Nuestra humanidad florece, los jóvenes se vuelven adultos trabajando", insistió el Pontífice en aquella ocasión, en que también subrayó que "los hombres y las mujeres se nutren del trabajo como el trabajo es fuente de dignidad".
Asimismo, ante representantes sindicales italianos durante una audiencia celebrada en el Aula Pablo VI del Vaticano el 28 de junio de 2017, el Obispo de Roma abogó por un nuevo pacto social en el que se garantice el derecho a una pensión para aquellos ancianos que ni quieren ni pueden trabajar, y el trabajo a los jóvenes que quieren y deben trabajar, además de rechazar las "pensiones de oro", tan injustas como las "pensiones pobres".
Ante los sindicalistas, afirmo que "'persona' y 'trabajo' son dos palabras que pueden y deben estar unidas. Porque si pensamos y decimos 'trabajo' sin 'persona', el trabajo termina por convertirse en algo deshumano, olvidando a la persona, se olvida y se abandona a sí mismo".