Fesemyer compite y sobresale en todas las distancias de las carreras en silla de ruedas, desde sprint hasta maratones, y con una prótesis, jugó voleibol, baloncesto y lanzó el disco en la escuela secundaria.
Cuando Ohio abrió su pista estatal para carreras en silla de ruedas, ella se convirtió en una de las mejores, aunque al principio no era de su agrado, y ganó invicta 12 medallas de oro.
"No sabía que esto sería una puerta abierta para entrar a la Universidad de Illinois y, en última instancia, a mi vida como católica", agregó.
El P. Hilgenbrinck indicó que Fesemyer es "nueva en el catolicismo, pero no es nueva en su amor por Jesús", y resaltó que ese amor siempre ha estado presente, "ella siempre ha buscado profundizar".