Entre los pecados mortales están el asesinato, adulterio, fornicación, actos homosexuales, robo, aborto, eutanasia, pornografía y aprovecharse de los pobres. La Iglesia enseña que faltar intencionalmente a Misa en un domingo o día de precepto cuando uno puede asistir también es un pecado mortal.
El Código de Derecho Canónico de 1983 enfatiza en el canon 916 este requisito para recibir la Sagrada Comunión: "Quien tenga conciencia de hallarse en pecado grave, no celebre la Misa ni comulgue el Cuerpo del Señor sin acudir antes a la confesión sacramental, a no ser que concurra un motivo grave y no haya oportunidad de confesarse; y en este caso, tenga presente que está obligado a hacer un acto de contrición perfecta, que incluye el propósito de confesarse cuanto antes".
Los obispos de Estados Unidos, en el documento que adoptaron en noviembre de 2021 titulado "El misterio de la Eucaristía en la vida de la Iglesia", profundizan en este importante punto.
"Recibir el Cuerpo y la Sangre de Cristo en estado de pecado mortal representa una contradicción", afirma el documento. "La persona que, por su propia acción, ha roto la comunión con Cristo y su Iglesia pero recibe el Santísimo Sacramento, actúa incoherentemente, reclamando y rechazando al mismo tiempo la comunión. Es, pues, un contrasigno, una mentira: expresa una comunión que de hecho se ha roto".