Rich Owens es un empresario católico estadounidense que utiliza su negocio de helados como un apostolado para ayudar espiritual y económicamente a su comunidad, así como endulzarles la vida.
Owens es el dueño de la sucursal de la heladería Tastee Freez en la ciudad de Anchorage, en el estado de Alaska, desde 1994. La franquicia ha estado presente en el lugar desde hace 60 años.
El empresario comentó que desde pequeño ha consumido los helados de Tastee Freez y que tras desarrollar un pequeño negocio en el estado de Montana, decidió adquirir uno en Alaska.