M.: Esta asamblea que, de manera usurpadora, auto-empoderante, se autodenomina "Camino Sinodal", aunque no haya habido ni la más mínima discusión abierta basada en la Palabra de Dios, no tiene ningún fundamento en la constitución sacramental de la Iglesia. Es sólo un foro para el intercambio -aunque infructuoso- de opiniones. El "Camino Sinodal" no es en absoluto -como se ha dicho con total ignorancia teológica -, en reemplazo de Dios, el soberano de la Iglesia nacional alemana, que puede dar a los obispos la orden de abandonar las verdades reveladas en favor de una cosmovisión materialista o incluso de contradecirlas diametralmente. En cuanto a los obispos que, en completa contradicción con su misión divina, es decir, de presentar y defender la fe católica en toda su verdad y plenitud, consintieron o se abstuvieron cobardemente frente a estos textos espiritualmente confusos, se les aplica la palabra del evangelista de que los "hombres destacados" probablemente llegaron a creer en Jesús, pero no profesaron abiertamente su fe sólo por miedo a ser expulsados de la sinagoga [hoy: la corrección política de la barbarie nublada]. "Porque amaban más su posición ante los hombres que su posición ante Dios" (Jn 12,43).
R.: El "Camino Sinodal" pretende representar a los católicos alemanes de manera jurídicamente vinculante y sugerir que tiene derecho a esta legitimidad. ¿Puede un organismo extra-eclesiástico, que no está legitimado democráticamente, tomar decisiones para todos los católicos alemanes?
M.: El "Camino Sinodal Alemán" no pertenece a la constitución sacramental de la Iglesia, no es más que un organismo informal. No se puede hablar de una representación jurídicamente vinculante de los católicos. Los miembros de este organismo enviados por el Comité Central de Católicos o designados por los obispos no representan a la Iglesia ante el Estado, la sociedad o la historia, y menos aún a los católicos en su obediencia de fe a Dios. No representan a nadie más que a sí mismos. Incluso si hubiesen sido enviados a este organismo en una especie de elección general y libre como representantes de la mayoría de los católicos alemanes, no tendrían ninguna autoridad que pudiera obligar en su conciencia de fe a los católicos alemanes individuales o en su totalidad. Ni siquiera la mayoría numérica de los obispos puede obligar a nadie a obedecer declaraciones contrarias a la fe o normas inmorales. A diferencia de los Apóstoles, los obispos no son portadores infalibles de la Revelación, que se completó con el fin del tiempo apostólico y que está disponible íntegramente en las Sagradas Escrituras y en la Tradición Apostólica. Ellos, en su totalidad, bajo la dirección del Romano Pontífice, sólo tienen infalibilidad (como interpretación auténtica del depositum fidei) si se adhieren a la "enseñanza de los Apóstoles" (Hch 2,42) (cf. Concilio Vaticano II, Dei Verbum, 7-10).