Un sacerdote debe hablarle claramente a una persona que opta por un suicidio asistido o eutanasia voluntaria y aclararle que está cometiendo un pecado grave, dijo un cardenal holandés a CNA –agencia en inglés del Grupo ACI– esta semana.
"Por la misma razón, un sacerdote no puede estar presente cuando se realiza la eutanasia voluntaria o el suicidio asistido. Esto podría implicar que el sacerdote no tiene problemas con la decisión o incluso que estos actos moralmente ilícitos no son tales en algunas circunstancias según las enseñanzas de la Iglesia", dijo el Cardenal Willelm Eijk, Arzobispo de Utrecht.
Doctor en medicina antes de encontrar su vocación, el Cardenal Eijk dedicó la disertación de su doctorado, a mediados de la década de 1980, a las leyes de eutanasia. Dirige a una feligresía ubicada en uno de los países con el proyecto de ley de eutanasia más liberal del mundo.