En una de sus primeras decisiones como presidente de Estados Unidos, Joe Biden firmó una orden ejecutiva con la que ha definido como delito federal la discriminación en razón del sexo de la persona, introduciendo la ideología de género y la orientación sexual como criterios esenciales.
La decisión tendrá impacto en el deporte de las escuelas secundarias, en la privacidad de los baños, en las organizaciones religiosas que contraten con el Estado, entre otras áreas de la vida cotidiana en Estados Unidos.
"Esta orden ejecutiva es una extralimitación masiva", aseguró John Bursch, consejero senior del grupo legal Alliance Defending Freedom (ADF) en declaraciones a CNA, agencia en inglés del Grupo ACI el 21 de enero.