Hoy, 25 de mayo, la Iglesia celebra el Sexto Domingo de Pascua. Han pasado cinco semanas desde el gran domingo en que celebramos la Resurrección del Señor y empezamos el tramo final de la ‘Cincuentena’ pascual.
En esta ocasión la Iglesia nos invita a profundizar la naturaleza del amor divino revelado a los hombres en Cristo Jesús: el amor es trinitario, el amor es ‘comunidad’ y unidad perfecta.
Lo que ha mostrado Jesús no es otra cosa que al Padre, y ha llegado el tiempo en el que debe regresar a Él. Sin embargo, no hay razón para temer: ha de llegar el Paráclito, el Consolador, el Espíritu Santo, quien nos lo mostrará todo. La paz permanecerá en nosotros, pues así lo ha dicho Jesús en aquella última cena: «Les dejo la paz, les doy mi paz» (Jn 14, 27).
Hoy, el coro del Salmo Responsorial canta: “Que te alaben, Señor, todos los pueblos”. Y escuchemos la voz de Jesús que hoy nos dice: “No pierdan la paz ni se acobarden”. Consecuentemente, anunciemos al mundo nuestra alegría. Que a cada día de esta semana no le falte un ¡Aleluya!
VI Domingo de Pascua
La lectura del Evangelio está tomada del relato de San Juan (Juan 14, 23-29), quien prosigue el recuento de esos dichos de Jesús que constituyen su legado más íntimo, entregado a sus apóstoles; y que gracias al discípulo amado podemos conocer con una precisión y profundidad inigualables.