Por orden judicial, la Guardia Civil española ha procedido al traslado de las cinco religiosas clarisas de edad avanzada que no participaron en el cisma de parte de la comunidad de Belorado a otros monasterios de la Federación de Clarisas Nuestra Señora de Aránzazu.
Estas religiosas, de entre 87 y 101 años, fueron desplazadas desde el Monasterio de Belorado al de Orduña, después de que parte de su comunidad se declarase fuera de la disciplina de la Iglesia Católica y fuera sometida a un procedimiento canónico que terminó con su excomunión.
La operación se desarrolló en torno a las 11:00 a.m. (hora local), cuando los agentes intervinieron en los monasterios de Belorado y Orduña. En este último, también se ha personado un médico forense, según informa la Oficina del Comisario Pontificio, Mons. Mario Iceta, también Arzobispo de Burgos.
“El cuidado de las hermanas mayores ha sido objeto de constante preocupación para el Comisario Pontificio y la Comisión Gestora. Esta preocupación se agravó tras el temerario traslado de estas monjas mayores desde su residencia habitual en el Monasterio de Belorado al Monasterio de Orduña, que carece de las mínimas instalaciones necesarias para atender adecuadamente a personas mayores y vulnerables”, señala la Oficina del Comisario en un comunicado.
Las religiosas mayores han sido puestas bajo el cuidado de Mons. Iceta como Comisario Pontificio por orden judicial. A lo largo del día “se está procediendo a la evaluación del estado de salud de estas hermanas, como ha establecido la autoridad judicial”, se detalla en el comunicado.
Una vez concluida esta evaluación, se las trasladará “a otros Monasterios pertenecientes a la Federación de Clarisas Nuestra Señora de Aránzazu, donde serán felizmente acogidas por sus hermanas y recibirán la atención esmerada y fraterna que merecen, respondiendo a todas sus necesidades personales, sanitarias, comunitarias y espirituales”.