5 de diciembre de 2025 Donar
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Hermano de una víctima de la explosión de Beirut habla antes de la visita de León XIV al lugar de la tragedia

Una imagen muestra una vista de los silos destruidos del puerto de Beirut el 1 de agosto de 2025, mientras el Líbano se preparaba para conmemorar el quinto aniversario de la explosión del puerto del 4 de agosto de 2020, que dejó más de 250 muertos y miles de heridos./ Crédito: JOSEPH EID/AFP via Getty Images.

Como parte de su visita al Líbano, el Papa León XIV rezará en el lugar de la explosión del puerto de Beirut del 4 de agosto de 2020, la mayor explosión no nuclear de la historia moderna. Para William Noun, hermano de una de las víctimas, esta iniciativa es crucial y una continuación de lo que comenzó el papa Francisco.

La explosión dejó más de 200 muertos y 6.000 heridos: 800 hospitalizados en salas comunes y 130 en cuidados intensivos. Devastó particularmente los barrios de mayoría cristiana del este de Beirut. La magnitud de la devastación superó todo lo que el Líbano había experimentado en décadas: calles ensangrentadas, edificios derrumbados y distritos enteros destruidos. La palabra que más utilizaron los testigos para describir la situación fue “apocalíptica”.

Solidaridad del Vaticano

La destrucción no se limitó a vidas, infraestructuras y finanzas. También aplastó la moral de una población ya exhausta al ver cómo su capital se desmoronaba ante sus ojos. Sin embargo, la tragedia suscitó una importante solidaridad internacional, incluido un fuerte apoyo del Vaticano.

Inmediatamente después de la explosión, el Papa Francisco envió una donación de 250.000 euros (295.488 dólares) a la Iglesia en el Líbano para apoyar los esfuerzos de ayuda de emergencia y de reconstrucción.

Su apoyo continuó en los años siguientes. En el verano de 2024, Francisco se reunió en el Vaticano con familiares de las víctimas de la explosión del puerto de Beirut. Noun, que perdió a su hermano Joe en la explosión, estuvo entre los presentes.

En una entrevista con ACI MENA —agencia árabe de EWTN News—, Noun subrayó la profunda importancia de su visita al Vaticano, tanto en el plano personal como en la búsqueda de justicia.

Viajó a Roma con su esposa, Maria, quien, al igual que él, perdió a un hermano en la explosión. Unidos por el duelo, finalmente eligieron la vida. Tres años después de la tragedia, se casaron, y cuando se encontraron con el Papa Francisco, Maria estaba embarazada.

El Papa bendijo a su hijo aún no nacido y les pidió con delicadeza que volvieran cuando naciera el bebé. Pero cuando llegó su hijo, el Papa Francisco ya había fallecido. Ahora, con la visita del Papa León al Líbano, su hijo podría recibir otra bendición, pero esta vez de otro Pontífice.

Para Noun, el encuentro con Francisco fue inolvidable. Recordó cuán atentamente el Papa escuchaba y con cuánta autenticidad quería comprender a las víctimas, no como estadísticas, sino como vidas truncadas de forma abrupta. Noun le mostró fotografías de su hermano Joe, quien dirigía un movimiento juvenil católico en su ciudad natal. Francisco se detuvo en las imágenes y pidió saber más sobre Joe.

Hasta ese momento, el discurso público sobre la explosión se había centrado casi exclusivamente en las cifras, no en las vidas detrás de ellas. Pero Francisco, coherente con su enfoque pastoral, se esforzó por poner el acento en la dimensión humana.

La visita también tuvo un peso importante en el ámbito de la justicia. Noun y otras familias se reunieron con el Secretario de Estado del Vaticano, el Cardenal Pietro Parolin, para hablar de la investigación, la obstrucción política y la urgente necesidad de apoyo internacional.

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Para Noun, el encuentro tuvo un impacto tangible, pero el impulso se fue diluyendo con el tiempo. Con el viaje del Papa León a Beirut, ahora ve una oportunidad poco frecuente de reavivar la lucha por la verdad y la rendición de cuentas, una lucha que ha sido silenciada una y otra vez.

William Noun y su esposa, Maria —quien, al igual que él, perdió a un hermano en la explosión del puerto de Beirut— viajaron a Roma, donde se encontraron con el Papa Francisco, quien bendijo a su hijo aún no nacido, en 2024. Crédito: Cortesía de William Noun.

Una nación sin justicia

Las autoridades libanesas aún no han hecho justicia a las víctimas de la explosión del puerto de Beirut más de cinco años después de que la explosión devastara la capital. Para Noun, la justicia no es negociable.

“La justicia es un derecho; llegue temprano o tarde, sigue siendo un derecho”, dijo. “Nadie puede aceptar perderla, especialmente después de una explosión de esta magnitud”.

Cuando se le preguntó qué impide que salga a la luz la verdad, Noun señaló en primer lugar la injerencia política y las presiones sobre la investigación. Por eso, afirmó, el apoyo del Vaticano es importante. “La presión que proviene de la oficina del Papa puede abrirse paso entre la presión política que bloquea el caso”.

El segundo gran obstáculo, dijo, es la ausencia de una verdadera voluntad internacional. Los países que se autodenominan “amigos del Líbano”, argumentó, se han abstenido de ofrecer ayuda real. “Si hubiera existido una voluntad política sincera, la verdad habría aparecido en los primeros dos o tres meses”.

La explosión sacudió al mundo y provocó indignación global, pero nunca se materializó una ayuda internacional significativa para la investigación. Hubo declaraciones de solidaridad pero, señaló, “nadie aportó nada que realmente ayudara a hacer avanzar la investigación”.

La pregunta sin respuesta

La explosión fue provocada por 2.750 toneladas de nitrato de amonio almacenadas de forma inadecuada en un almacén del puerto, material que había permanecido allí durante años a pesar de las repetidas advertencias de funcionarios. Detrás del cargamento se encuentra una compleja red de empresarios, intermediarios y empresas repartidas por casi 10 países, con presuntos vínculos con redes cercanas al régimen de Bashar al-Assad.

Sin embargo, lo que ocurrió específicamente aquel 4 de agosto sigue sin resolverse. No hay pruebas concluyentes que aclaren la causa del incendio que prendió los explosivos. ¿Fue un accidente, un ataque o un acto de sabotaje? Cinco años después, la pregunta central sigue sin respuesta.

Un número significativo de libaneses sigue creyendo que la explosión lleva las huellas de Israel. En su conversación con ACI MENA, Noun señaló que Hezbollah se movió rápidamente en la dirección contraria.

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“Desde el principio, circularon acusaciones”, dijo. “Pero Hezbollah fue el primero en absolver completamente a Israel; dijeron que fue un cortocircuito eléctrico o chispas de soldadura”.

Recordó el discurso pronunciado el 8 de agosto por el secretario general Hassan Nasrallah, apenas cuatro días después de la explosión, que dejó atónitos a muchos libaneses porque Hezbollah suele culpar a Israel de todo. Esta vez, sin embargo, descartaron de plano esa posibilidad.

A partir de ese momento, sostuvo Noun, el partido trabajó agresivamente para obstruir la investigación, presionando a las familias de las víctimas, al juez instructor y a las autoridades judiciales. La campaña incluyó ataques públicos y legales contra el juez Tarek Bitar, una parálisis política que congeló al gobierno durante seis meses y retiradas reiteradas de ministros afines a Hezbollah de las sesiones del gabinete.

“Se necesitarían horas para detallar todo lo que hicieron públicamente”, dijo Noun. “Y aún más ocurrió a puerta cerrada, con figuras de seguridad y políticas”.

El objetivo, cree, era garantizar que la propia investigación nunca llegara a una conclusión. “La estrategia no es sólo destituir a un juez”, afirmó. “La estrategia es destruir la investigación. Rechazan cualquier investigación y quieren declararla un ‘accidente’ y cerrar el caso”.

“No soy el único que señala a Hezbollah; tres cuartas partes del país lo hacen”, añadió.

Noun es hoy una de las figuras centrales que representan a las familias de las víctimas de la explosión de Beirut y lideran la lucha contra la impunidad. Su batalla ha estado lejos de ser fácil. Ha sido blanco de campañas de difamación —especialmente de partidarios de Hezbollah— y fue arrestado en 2023 tras unos comentarios que hizo en televisión sobre la investigación estancada. En 2025, él y Peter Bou Saab, también hermano de una víctima, denunciaron haber sido agredidos por hombres armados poco después de una concentración de las familias de las víctimas.

A pesar de las presiones, Noun no está dispuesto a echarse atrás. Su objetivo permanece inalterado: la justicia.

Más que una visita simbólica

Noun cree que la presencia del Papa León en Beirut tiene un peso que va mucho más allá del simbolismo. El Vaticano, señaló, posee no sólo una autoridad espiritual, sino también una influencia social y, en ocasiones, política. Ha seguido de cerca la investigación de la explosión del puerto desde 2020 y está plenamente informado de sus avances. Para él, esta visita representa una continuación de lo que inició el Papa Francisco: una presión moral sostenida que mantiene viva la búsqueda de justicia.

Dijo que las familias aún no saben si el Papa León pronunciará un discurso en el lugar del puerto y que, por ahora, se les ha pedido simplemente que asistan y sigan las indicaciones del equipo organizador del Vaticano, ya que el encuentro está pensado principalmente como un momento de oración. Pero si el Papa habla, Noun dijo que espera escuchar un mensaje claro que reafirme el apoyo a la justicia y renueve la presión internacional.

“El Papa entiende exactamente dónde estará de pie y lo que significa para las familias estar a su lado”, enfatizó Noun. Cree que la voz del Vaticano es importante: el Papa está cerca de los responsables de decisiones a nivel mundial y su posición le otorga una influencia única.

“Hay un papel importante que puede desempeñar, no sólo a través de la oración y la fe, sino también influyendo en la acción”, dijo.

El P. Dany Dergham, sacerdote maronita que dirige la plataforma “La Iglesia habla de política”, tiene una petición más concreta para el Papa León. En una publicación en X, se dirigió directamente al Pontífice y escribió: “Su Santidad, si desea traernos un regalo con ocasión de su visita, el más precioso y sagrado para nosotros serían las imágenes satelitales del crimen del puerto de Beirut, que pueden solicitarse a los países involucrados a través de la diplomacia vaticana, para que podamos saber quién mató a nuestras familias y a nuestros hijos, destruyó nuestras casas, hizo volar nuestras iglesias e instituciones y destrozó nuestros sueños”.

Vallas publicitarias en el centro de Beirut (Líbano) invitan a los habitantes a asistir a la Misa con el Papa León XIV en el Waterfront de Beirut el 2 de diciembre de 2025. Crédito: Elias Turk/EWTN News.

Más allá de la explosión

Las esperanzas de Noun respecto a la visita papal van mucho más allá de la explosión, aunque esta siga en el corazón de su lucha. Lo que desea que el Papa León, el Vaticano y la comunidad internacional reconozcan es la importancia crucial de salvaguardar la presencia cristiana en el Líbano.

El Líbano, subrayó, sigue siendo el único país de la región donde los cristianos gozan de este grado de libertad. Pero esa realidad, advirtió, está amenazada. Cree que la Iglesia debe desempeñar un papel más activo para ayudar a que los jóvenes cristianos permanezcan en el país en lugar de emigrar. Si bien reconoció la importante labor que la Iglesia ya realiza, sostuvo que se necesita mucho más: desde la educación en la primera infancia y las escuelas hasta las universidades, las iniciativas de vivienda y los sistemas de apoyo a largo plazo que permitan a las familias construir un futuro en el Líbano.

Noun también señaló las crecientes tensiones entre Hezbollah y la comunidad cristiana. Según él, la visita del Papa ya está siendo enmarcada por los partidarios de Hezbollah en términos sectarios, cuestionando los preparativos del Estado y la atención nacional que la rodea.

Hablando del contexto político más amplio, expresó una profunda preocupación por lo que describió como la desvinculación de Hezbollah del interés nacional. “Cada vez que algo de carácter nacional congrega a la gente, ellos eligen apartarse del consenso nacional e ir en una dirección distinta. Creen que todo se hace contra los intereses del partido”, dijo.

Noun sostuvo que el partido y su comunidad deben reconocer que “no son quienes toman las decisiones, no son quienes dirigen el país, y su lógica militante no puede gobernar el Líbano”. Subrayó que la comunidad cristiana del Líbano no puede sobrevivir sin un Estado que funcione: “Es el Estado el que protege a todos, no las armas ni las milicias”.

Según Noun, hoy la mayoría de los cristianos están muy alejados del entorno y la mentalidad de Hezbollah, y aunque algunos intenten presentar una ilusión de armonía, “cuando miras cualquier pueblo donde coexisten partidarios de Hezbollah y cristianos, ves muy claramente las tensiones”. Afirmó que lo que el partido muestra públicamente es muy distinto de la realidad sobre el terreno.

Noun añadió que es en este contexto en el que la parada del Papa León en el puerto adquiere un peso real. Su visita al puerto no reescribirá el pasado y puede que no baste para quebrar el sistema que ha bloqueado la verdad, pero al situarse en ese lugar obliga al mundo a mirar de nuevo un caso que muchos esperaban que se desvaneciera. Y para las familias de las víctimas, esa visibilidad es en sí misma una forma de resistencia, una negativa a permitir que los poderosos cierren el expediente.

Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en CNA.

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