En la cima de algunas de las montañas más imponentes de México, un hombre se coloca los ornamentos sacerdotales y convoca a quienes lo acompañan a un momento de oración. Es el P. Alejandro Zárate, sacerdote de los Legionarios de Cristo y asesor espiritual del apostolado HUMUS, que desde hace un año guía a jóvenes y adultos a descubrir a Dios en las rutas más exigentes del país.
En entrevista con ACI Prensa, el sacerdote —quien lleva años realizando esta actividad y ahora la integra formalmente a su apostolado— comenta que en cada ascenso experimenta cómo Dios “te va llenando los pulmones, no solamente de aire muy fino y de aire muy bueno, sino de él, de su belleza, de su amor”.
Por otro lado, agregó que da alivio ya que “respiras aire puro, ves un amanecer, ya te desintoxicas, te dejas de las pantallas”.
El pasado 15 de noviembre subió con un grupo el volcán del Iztaccíhuatl, la tercera montaña más alta del país. Antes habían ascendido el Nevado de Toluca, el Nevado de Colima y el Pico de Orizaba, la cumbre más alta del territorio mexicano. Fue precisamente en esta última montaña donde el sacerdote celebró Misa el 6 de abril, día de su cumpleaños número 55.
El P. Zárate explica que le gusta la relación entre una caminata larga y la vida espiritual. Considera que “la alta montaña te habla de una exigencia mayor”, y agrega que, cuando se suma lo espiritual y la celebración de la Misa en la cima, “es la representación de tu vida: el esfuerzo, el cansancio y luego la cima”.