15 de diciembre de 2025 Donar
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Iglesia Católica entrega 455 toneladas de ayuda a 32 mil familias tras devastadoras inundaciones en México

Ayuda entregada por la Iglesia Católica en Ciudad Valles, San Luis./ Crédito: Cáritas Mexicana

La Iglesia Católica brindó apoyo a más de 32 mil familias afectadas por las intensas lluvias e inundaciones registradas en octubre en diversas regiones de México. 

Entre el 6 y el 11 de octubre, precipitaciones extraordinarias provocaron desbordamientos de ríos, daños materiales severos y pérdidas humanas en los estados de Veracruz, Hidalgo, Puebla, Querétaro y San Luis Potosí, dejando al menos 83 personas fallecidas y 17 desaparecidas. 

Lluvias dentro de una casa. Crédito: Cáritas de Tulancingo

En el marco de la CXIX Asamblea Plenaria de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), el P. Francisco de Asís de la Rosa Patrón, secretario ejecutivo de la Comisión Episcopal para la Pastoral Social (CEPS), presentó el informe nacional de Cáritas sobre la respuesta humanitaria. Explicó que 61 Cáritas diocesanas entregaron un total de 455.5 toneladas de ayuda, y que 27 de ellas enviaron tráileres cargados de víveres. 

Según detalló el sacerdote, “la principal ayuda fue en especie, donando víveres, enseres para el aseo personal y para el aseo y limpieza de casas” dañadas por el lodo.  

Inundaciones en México. Crédito: Cáritas de Tulancingo

Las tres etapas de apoyo  

La CEPS dividió el operativo en tres fases. La primera consistió en establecer contacto con los responsables de Cáritas en las zonas afectadas para identificar “necesidades, direcciones y contacto de responsables de los centros de acopio establecidos”.  

Ayuda de Cáritas en comunidades afectadas. Crédito: Cáritas Tulancingo

Posteriormente, en la etapa de atención a necesidades persistentes, se entregaron enseres domésticos, se dio acompañamiento psicoemocional, herramientas de trabajo de campo y rehabilitación de viviendas.  

Ahora se pasa a la fase de reconstrucción, la cual permitirá que Cáritas Mexicana ofrezca ayuda directa en las diócesis más afectadas; como por ejemplo en la reactivación de “cultivos para personas que se dedican al campo”, según indicó el Padre Francisco. 

Testimonios desde las comunidades 

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 En medio del dolor, también surgieron signos de solidaridad: en varias comunidades donde se organizó a delegados para recoger la ayuda y distribuirla entre los más necesitados. 

Ayuda de religiosas a comunidades afectadas. Crédito: Cáritas de Tulancingo

Cáritas de Tulancingo, en el estado de Hidalgo, compartió con ACI Prensa el testimonio del delegado de San Pablito, en la región indígena otomí de Hidalgo. El representante afirmó que, antes de recibir la ayuda de Cáritas, no se había “recibido ningún apoyo, ni de comida”. Relató que muchas familias perdieron sus hogares y ahora “no viven en su casa, viven dormidos en un espacio. Son a los que vamos a llevar las comidas, son los más necesitados”. 

Desde la sierra de Huayacocotla, en Veracruz, otros beneficiarios explicaron que existen “comunidades que están incomunicadas, no cuentan todavía con energía, mucho menos con camino”, lo que dificulta obtener víveres. Por ello, subrayaron que la “ayuda es de gran beneficio para las comunidades, para la gente que realmente lo necesita”. 

La presencia de la Iglesia Católica 

La hermana Alessandra Smerilli, secretaria del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral del Vaticano, visitó Tulancingo a finales de octubre para encontrarse con familias damnificadas, así como con religiosos y voluntarios.  

En entrevista con ACI Prensa, señaló que encontró comunidades que “están sufriendo, pero al mismo tiempo con mucha fe”. “Me han parecido unidas y resilientes”, resaltó. 

La religiosa subrayó que, junto con la ayuda material, es fundamental el acompañamiento espiritual. En su recorrido constató que las personas “necesitan ser escuchadas y necesitan comprender que lo que ha sucedido no es un castigo de Dios, sino también fruto de nuestras propias acciones, de cómo no hemos cuidado bien a nuestra Madre Tierra”. 

La hermana compartió que le impactó profundamente “la solidaridad de las personas, la sencillez con la que iban a pedir lo necesario después de haberse quedado sin nada”.  

La presencia constante de pastores y voluntarios, concluyó, hace “llegar a quienes están en mayor dificultad. Creo que eso genera mucha solidaridad a su alrededor”. 

 

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