Tal día como hoy hace diez años, Francia vivió una de las noches más trágicas de su historia. Yihadistas armados irrumpieron en la sala de conciertos Bataclán de París, asesinando a sangre fría a centenares de inocentes.
Los terroristas sembraron el terror y el caos en la ciudad parisina durante horas, atacando también el Estadio de Francia y abriendo fuego contra terrazas abarrotadas de gente. Aquella fatídica noche, que puso en jaque la seguridad de toda Europa, dejó 130 fallecidos y cerca de 400 heridos.
Al cumplirse una década del atentado, el Arzobispo de París, Mons. Laurent Ulrich, ha dirigido un emotivo mensaje, cargado de esperanza, a los parisinos que fueron testigos de esta “larga noche de angustia”.
El prelado francés recuerda el estupor que vivieron aquel 13 de noviembre de 2015, “ante la violencia más gratuita, la más ciega” y, especialmente, “ante la intensidad del mal”.
El arzobispo señala que, aún con todo, “nuestra fe también nos lleva a no olvidar cuánto, en medio de esas tinieblas, brillaron con fuerza, aquella noche, luces de fraternidad, de amor, de ayuda mutua, de esperanza”.
Frente al abismo en el que la violencia “había decidido precipitarnos”, continúa Mons. Ulrich, “esos gestos simples y valientes, gestos de compasión y de bondad, fueron el más sólido de los baluartes”.