Mons. Antonio Gómez Cantero, Obispo de Almería (España), señaló que el mártir no es un fanático ni un buscador de gloria, sino un testigo del amor más grande, en su homilía de la Misa por la Jornada Martirial Diocesana, celebrada el 6 de noviembre.
“El mártir no es un fanático, ni un buscador de gloria humana, ni un héroe por orgullo. El mártir es el testigo del amor más grande, el amor que se entrega sin ningún tipo de condición”, resaltó el prelado en su homilía en la parroquia de la Inmaculada Concepción de Adra, localidad especialmente significativa por sus varios mártires beatificados.
“El verdadero Amor no espera nada a cambio. En su sufrimiento, el mártir se une a Cristo crucificado, y su sangre, derramada con fe, se convierte en semilla de esperanza”, subrayó el obispo, recordando a los beatos mártires de Adra: la laica Carmen Godoy y los sacerdotes José Peris, Luis Eduardo López, Eduardo Valverde y Francisco Manzano.
Misterio profundo y desafiante de nuestra fe
El obispo resaltó que el martirio de los discípulos de Cristo, algo que sigue ocurriendo en nuestros días, es “uno de los misterios más profundos y desafiantes de nuestra fe” y su entrega hace que pierdan “esta vida terrenal derramando la sangre por amor a Cristo. Se trata de Amor”.
En los primeros siglos de la era cristiana y durante todos los tiempos de la Iglesia, continuó el prelado español, “los mártires han sido y son la semilla y ejemplo para los nuevos cristianos. Sin buscar la muerte, amaron tanto a Cristo que nada —ni la persecución, ni el miedo, ni la violencia— pudo apartarlos de su amor”.