El Papa León XIV recibió este viernes en audiencia a un grupo de peregrinos católicos procedentes de Rusia, con ocasión de su peregrinación jubilar en Roma, a quienes pidió ser ejemplo de amor y fraternidad al regresar a sus hogares.
En su discurso, leído en italiano, el Santo Padre resaltó que la presencia de los peregrinos rusos “se inserta en el camino de tantas generaciones” que han viajado hasta Roma.
En esta ciudad, precisó el Pontífice, “late el corazón del alma cristiana” y es donde se entrelazan “los acontecimientos de la fe —recibida y transmitida desde los tiempos apostólicos, de la cual tantos pueblos y naciones han bebido abundantemente y de la que aún hoy viven— con las preocupaciones y los compromisos de la vida cotidiana”.
León XIV también posó su mirada sobre los monumentos esparcidos por la Ciudad Eterna, “signos tangibles de la fe viva, arraigada en los corazones de las personas, capaz de transformar las conciencias y motivar al bien”.
Para el Santo Padre, “esta ciudad puede ser símbolo de la existencia humana, en la cual se entrelazan las ‘ruinas’ de las experiencias pasadas, las angustias, las incertidumbres y las inquietudes, junto con la fe que crece cada día y se hace activa en la caridad”.
“Y con la esperanza que no defrauda y nos anima, —continuó— porque incluso sobre las ruinas, a pesar del pecado y las enemistades, el Señor puede construir un mundo nuevo y la vida renovada”.