5 de diciembre de 2025 Donar
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Un indígena shuar es el protagonista del milagro que hará santa a la salesiana Sor María Troncatti

Juwà Bosco (de pie al centro) con su familia en la Casa Generalicia de las Hijas de María Auxiliadora (HMA) en Roma./ Crédito: InfoANS.

Juwà Bosco es el carpintero indígena ecuatoriano y protagonista del milagro que hará santa a la monja salesiana Sor María Troncatti, que entregó su vida evangelizando al pueblo shuar en Ecuador.

Bosco está ya en Roma, adonde llegó el 15 de octubre, para participar en la Misa de canonización en la que el Papa León XIV elevará a los altares a la religiosa junto a Vicenta María Poloni, Bartolo Longo, Mons. Ignacio Maloyan, Pedro To Rot, la hermana María del Monte Carmelo Rendiles Martínez y el médico José Gregorio Hernández. Estos dos últimos serán los primeros santos de Venezuela.

Juwà Bosco llegó a Roma acompañado por su familia y un grupo de las Hijas de María Auxiliadora (HMA) de Ecuador, a la que perteneció Sor María Troncatti, y fue recibido en la Casa General de la congregación por la superiora general, la Madre Chiara Cazzuola, las consejeras generales y la comunidad local.

Con ellas, el indígena shuar —pueblo de la Amazonía en el sur de Ecuador y parte de Perú— oró ante la reliquia de la futura santa, según informa la agencia de noticias salesianas.

El milagro que permite la canonización de Sor María Troncatti

Juwa Juank Kankua Bosco nació en 1975 en Tuutin Entsa, una parroquia rural ubicada en el cantón Taisha, en provincia de Morona Santiago (Ecuador). Está casado con Natalina y tiene seis hijos.

Logo oficial de la canonización de Sor María Troncatti. Crédito: Hijas de María Auxiliadora (HMA).


Martha Riccioli, religiosa argentina HMA, relata en el boletín salesiano que la mañana del 2 de febrero de 2015, cuando afilaba la cuchilla de su máquina para lijar madera, el indígena fue golpeado violentamente en la parte frontal de la cabeza, haciéndolo perder masa cerebral y dejándolo inconsciente.

De inmediato fue auxiliado por su hijo Romel y dos compañeros, quienes lo llevaron a un puesto de salud local, desde donde fue transferido al Hospital de Macas. Allí lo vendaron y entubaron, para ser nuevamente trasladado, esta vez al Hospital de Ambato, donde fue diagnosticado con “traumatismo craneal encefálico abierto, con exposición de tejido cerebral”.

Con el pronóstico reservado y la gravedad de su estado, su cuñado Pedro colocó una estampa de Sor María Troncatti debajo de la camisa y le rezó así: “Madre Troncatti, tú que tanto amaste a los shuar, haz lo que puedas, no lo dejes morir, y si te lo llevas, hazlo rápido para que sus niños no sufran”.

Reliquia de Sor María Troncatti. Crédito: Info ANS.


“Me dirigí a la Beata María Troncatti como a una amiga: Hermana María Troncatti, te entrego a tu hijo. Sé que estarás con él en la operación, no lo dejes solo porque tiene muchos hijos que lo necesitan”, dijo por su parte Leticia Tsere, cuñada de Bosco, ante otra estampa de la religiosa, que le había obsequiado el misionero italiano Luigi Bolla, cuya causa de beatificación se abrió en Perú en 2021.

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Juwà Bosco fue operado y, al final, el médico le dijo a Pedro que no había esperanzas pero, si lograba sobrevivir, no volvería nunca a la normalidad.

Bosco fue llevado a una casa en Macas y, frente a su cama, colocaron un cuadro grande de Sor María Troncatti, para que la familia rezara por él.

El protagonista del milagro reconoce que “sentía todo lo que decían a mi alrededor, pero no podía hablar, caminar, conmoverme. En mi corazón decía: ‘Me pongo en tus manos’. Yo no había sido bueno en la vida, pero en ese momento le dije a Dios: ‘Te ofrezco mi cuerpo y mis manos’. Recé por mis hijos y le dije a la Beata María Troncatti: ‘No me lleves, porque quiero vivir hasta que mis hijos sean grandes’”.

El sueño de Bosco con Sor María Troncatti

Entre finales de marzo e inicios de abril de 2015, Juwà soñó con una mujer vestida de blanco que decía ser Sor María Troncatti: “La madre me dijo: ‘Soy Sor María Troncatti’. Tomó unos ungüentos, me dijo: ‘Tú sabes m’hijito, que he venido a curarte, sé que sufres, ofrece todo tu sacrificio a Dios y yo te curaré de todo lo que sufres’. Me preguntó: ‘¿Dónde te duele?’, y me masajeaba donde yo le señalaba: mi cuello, mi pierna izquierda… diciendo: ‘Mañana caminarás’; y no me masajeó el hombro, dijo que mi esposa debería masajearlo… Sor María me preguntó: ‘¿Por qué no hablas?’. Le respondí que me dolía lo que me habían puesto en el cuello y ella me respondió: ‘No es por eso’; me dio una palmadita en la boca y me dijo: ‘Mañana hablarás’. Se sentó a mi lado y me dijo: ‘Poco a poco, irás mejorando’; me masajeó la boca, el cuello y me dijo: ‘Mañana hablarás y caminarás’; ya en ese momento me sentí bien, me sentí feliz”.

Al despertar, sintió que podía mover la pierna y el brazo. Con la ayuda de su esposa comenzó a caminar y pudo decir algunas palabras. Desde ese momento comenzó a mejorar notoriamente.

Un cambio radical de vida

Los médicos no encontraron razón para la recuperación, ya que además de unas pocas fisioterapias, no hubo ningún otro tipo de tratamiento que la explicara.

La hermana de Juwà Bosco cuenta que “antes del accidente, él no era una persona correcta. Ahora está dedicado a su familia y a Dios”. Su esposa Natalina comparte por su parte que “al ver a mi esposo, la gente dice que lo que sucedió es un milagro de Dios”.

“Después de este incidente —concluyó— mi esposo cambió por completo: antes, le daba poca importancia a Dios y a la oración. Ahora él, es el primero en rezar y en hacerme rezar. Ese fue un cambio radical en su vida”.

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