El Papa León XIV presidió este jueves en la Plaza de San Pedro del Vaticano la Misa con motivo del Jubileo de la Vida Consagrada, un evento que ha reunido en Roma a consagrados de diversas formas de vida.
Desde el miércoles 8 de octubre, religiosos, religiosas, monjes y contemplativas, miembros de institutos seculares, miembros del Ordo virginum, eremitas y miembros de los “nuevos institutos” de diferentes países participaron en esta cita jubilar, que concluirá en la tarde de este 9 de octubre.
“Abandonarse como niños en los brazos del Padre”
Tras saludar a todos los participantes del jubileo, el Santo Padre inició su homilía reflexionando sobre la frase del Evangelio de San Lucas: “Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá” (Lc 11,9). Con estas palabras, explicó, “Jesús nos invita a dirigirnos con confianza al Padre en todas nuestras necesidades”.
Al dirigirse en particular a los consagrados, el Pontífice les recordó que “vivir los votos es abandonarse como niños en los brazos del Padre”.
En este sentido, subrayó que “pedir” es reconocer, en la pobreza, “que todo es don del Señor y dar gracias por todo”; “buscar” es abrirse, “en la obediencia, a descubrir cada día el camino que debemos seguir para alcanzar la santidad, según los designios de Dios”; y “llamar” es pedir y ofrecer a los hermanos “los dones recibidos con corazón puro, esforzándose en amar a todos con respeto y gratuidad”.