En el Líbano, miles de cristianos llenaron las calles el sábado 4 de octubre en una solemne procesión en honor al P. Bechara Abou Mrad, sacerdote melquita cuya causa de canonización está en marcha.
En un país marcado con frecuencia por la dificultad y la inestabilidad, el resplandor de las velas y el canto de los himnos ofrecieron un momento de paz, mientras los fieles portaban íconos y banderas en homenaje a un hombre recordado por su vida sencilla de oración, humildad y servicio.
Nacido como Salim Abou Mrad en Zahle en 1853, ingresó a los 21 años en la Orden Basiliana del Santísimo Salvador, tomando el nombre religioso “Bechara”, que en árabe significa “Anunciación”. Conocido por su humildad y dedicación, pasó su vida en oración y servicio hasta su muerte en 1930. En 2010, el Papa Benedicto XVI reconoció sus virtudes heroicas y lo declaró venerable.
El P. Bechara era conocido como “el ermitaño apostólico”, un título que reflejaba su equilibrio único entre la profunda soledad y la caridad activa. Su vida unió el ascetismo riguroso y la oración constante con una inquebrantable entrega a la salvación de las almas, vivida a través de los sacramentos de la Iglesia y humildes obras de amor cristiano.
La procesión de este año, titulada “Caminando hacia Ti”, comenzó en el monasterio y la escuela de las Hermanas Salvatorianas y continuó poco más de un kilómetro hasta Deir el-Moukhalles, el Monasterio Griego Católico del Salvador, donde vivió el P. Mrad y donde se encuentra su tumba. La ceremonia concluyó con una Misa presidida por el archimandrita Antoine Rizk.